Nadie puede detenerse ya.
Nadie puede detenerse nunca.
(La sabiduría no está en saber empuñar
sino en saber deshacernos de lo que quizás hubiera sido un consuelo o nos hubiese aferrado a la costumbre de una grata maldición).
Con tus desteñidos colores de siempre, remendados, gastados, bien almidonados.
no te detengas.
Con la misma forma triste de elegir y despreciar, de investigar; no te detengas.
Con la certeza de que ni aquí ni allá ni en ningún sitio, pero sigue, pero
sigue.