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Francine Rivers

  • b7860250337has quoted2 years ago
    Por favor, déjame volver a casa.
  • Genesis Romerohas quoted2 years ago
    Sara había escuchado a Mamá diciéndole a Claudia que el amor no era una bendición sino una maldición.
  • Genesis Romerohas quoted2 years ago
    Quiero irme contigo; llévame a mí también. Dios, por favor, quiero ir con mi mamá.
  • Daniiihas quoted4 months ago
    —Lo sé, pero aunque te diera todo lo que tengo, no sería suficiente. No tengo lo suficiente para un hombre como tú.

    Miguel le tomó la mano y se la puso apretadamente sobre el corazón.

    —Entonces toma de mí lo que te falta.
  • Daniiihas quoted4 months ago
    siquiera en aquellos momentos de placer podía librarse de la falta de sentido de su vida y de la vergüenza que le causaba vivir de aquella forma. Sabía que todo lo que compraba era falso. Lo sabía porque había tenido lo real con Telma.
  • Alejandra Conoshas quotedlast month
    Por eso, ahora voy a seducirla: me la llevaré al desierto y le hablaré con ternura. Allí le devolveré sus viñedos, y convertiré el valle de la Desgracia en el paso de la Esperanza.

    OSEAS 2:14-15
  • Alejandra Conoshas quoted21 days ago
    —Desearía poder abrir tu mente y entrar en ella contigo. —Quizá juntos podrían resistir la oscuridad que estaba tratando de tragarla por completo. Él quería abrazarla, pero ella ya se había apartado. Dios, ¿cómo puedo rescatarla?
  • Alejandra Conoshas quoted21 days ago
    Apacienta a mi cordero.

    Si la toco ahora, Señor...

    Consuela a tu esposa.

    Miguel le tomó la mano. Ella se puso tensa, pero no se soltó. Él le giró la mano sobre la suya, de manera que su gran palma cubrió la de ella.
  • Alejandra Conoshas quoted14 days ago
    Disculpe que me haya quedado pasmado ante usted, señora. Miguel ya me dijo que era usted muy hermosa. —Y lo era, como Salomé, Dalila y Jezabel.
  • Alejandra Conoshas quoted14 days ago
    Disculpa, pero ella me dejó sin aliento. ¿Cómo la conociste?

    —Fue por intervención divina.

    ¿Divina? Miguel estaba en el agujero negro del Seol y ni siquiera lo sabía. Había perdido la cabeza por un demonio rubio de ojos azules y figura escultural, que induciría a cualquier hombre al pecado y a la muerte.
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