Ahora llega la última diáspora. La desidia y el desprecio por la inteligencia están produciendo una fuga de cerebros. Jóvenes científicos, biólogos, ingenieros, tenazmente preparados aquí, cuya energía intelectual es la única fuerza genuina para salir de la crisis, se van fuera a dar sus frutos. La maldición de siempre.