De hecho, se puede venir a este mundo en una villa sobre el Aventino o en una barraca de Nairobi. Se puede nacer de padres amorosos o alcoholizados, o simplemente distraídos o devotos amantes de la crueldad. Se puede ser abandonado en un contenedor de basura y morir así, entre plásticos sucios y desperdicios putrefactos, o ser ya herederos, desde el nacimiento, de un imperio económico. Se puede tener un padre y una madre, o sólo una madre, puede que herida, de pocas luces o, simplemente, incapaz de amar. Se puede nacer de un gran amor o de un coito torpe, en los lavabos de una discoteca, como se puede venir al mundo por una violación.