Siempre he admirado a mujeres como Roxane Gay, jamás me habría imaginado que su vida estuviera marcada de la manera en la que un grupo de impunes lo hicieron; personalmente soy firme creyente que los años de silencio se acumulan en nuestro cuerpo como bien apuntaba Roxane, es un intento de hacer de nuestro cuerpo una fortaleza, una mundo con fronteras que nadie podrá pasar jamás.
Recomiendo la lectura de Hambre también como un ejercicio de empatía.