Hay en Teillier un romanticismo «puesto en tensión», como ha escrito Andrea Kottow, que señala su arte poético como «una forma de obstinación frente a los movimientos del tiempo». Esa obstinación, maravillosa y personal, se traduce en todo aquello que se suele asociar al poeta: nostalgia resistente, lirismo (aunque sea un lirismo llano), retorno al niño que se fue, embriagada constatación de que la vida está en otra parte, demora en la amistad y en el alcohol, amor al paisaje, paisajes del amor, detención.