Cualquier persona puede ser objeto de desaparición forzada. Si sucedió con mi familia, podría pasar con cualquiera. Si ocurrió con Fredy, podría suceder con Mario o John o Gilberto, otros compañeros del colegio; o con mis vecinos, o con el señor de la tienda, o con amigas como Jennifer o Mariandrea, o hasta conmigo, o con cualquier persona, conocida o desconocida, nacida en mi barrio o en otro, de mi edad o de otra, con cualquier nombre y apellidos, perteneciente a cualquier familia, de Medellín o de otra ciudad…