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Siruela

  • gabshas quoted2 years ago
    Hablemos por un momento de ti, que lees estas líneas. Ahora mismo, con el libro abierto entre las manos, te dedicas a una actividad misteriosa e inquietante, aunque la costumbre te impide asombrarte por lo que haces. Piénsalo bien. Estás en silencio, recorriendo con la vista hileras de letras que tienen sentido para ti y te comunican ideas independientes del mundo que te rodea ahora mismo. Te has retirado, por decirlo así, a una habitación interior donde te hablan personas ausentes, es decir, fantasmas visibles solo para ti (en este caso, mi yo espectral) y donde el tiempo pasa al compás de tu interés o tu aburrimiento. Has creado una realidad paralela parecida a la ilusión cinematográfica, una realidad que depende solo de ti. Tú puedes, en cualquier momento, apartar los ojos de estos párrafos y volver a participar en la acción y el movimiento del mundo exterior. Pero mientras tanto permaneces al margen, donde tú has elegido estar. Hay un aura casi mágica en todo esto.
  • Juan José Martín Andréshas quoted2 years ago
    Somos la única especie que explica el mundo con historias, que las desea, las añora y las usa para sanar
  • Alma Espinosahas quoted2 years ago
    Creo que los libros describen a las personas que los tienen entre las manos.
  • Yessica Pugahas quoted2 years ago
    Creo que los libros describen a las personas que los tienen entre las manos.
  • Kristyna Riverahas quotedlast year
    Sin los libros, las mejores cosas de nuestro mundo se habrían esfumado en el olvido.
  • Mia Rodríguezhas quoted10 months ago
    atenta a su respiración. Hará esto todos los días,
  • Pablo Andreshas quoted2 years ago
    El conocimiento hay que manifestarlo sólo cuando se nos pide, y si no hay que callar. Una cosa es dar y otra obligar a recibir a los demás...
  • Zalvehas quotedlast year
    Uno se acostumbra al desprecio
  • Adal Cortezhas quoted2 years ago
    «Me enfurece equivocarme cuando sé que tengo razón».
    Molière
  • Laurahas quoted2 months ago
    El cielo era mucho más grande. Lo cubrían las estrellas más brillantes que había visto jamás, y el aire era azul. El jardín estaba lleno de formas y sombras puntiagudas. Pero el cielo estaba iluminado. Las estrellas eran tan brillantes que cuando cerré los ojos permanecieron ahí, tras los párpados, como si mi cuerpo se hubiese tragado un poco de cielo.
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