Una relación formada con el fin de cumplir un objetivo se denomina agéntica y está orquestada por la dopamina. La otra persona actúa como una extensión de ti, un agente que te ayuda a conseguir tu meta. Por ejemplo, las relaciones que establecemos en eventos de redes de contactos son sobre todo agénticas, y en general acaban siendo en beneficio mutuo. Las relaciones afiliativas, por otra parte, tienen por objeto disfrutar de las interacciones sociales. El simple placer de estar con otras personas, viviendo el presente, se asocia con neurotransmisores del aquí y ahora