Quizá sea divertido ser viejo, porque cuanto más viejo eres, más recuerdos tienes. Y aunque el propietario de esos recuerdos se muera, los recuerdos permanecen, flotan en el aire, se disuelven en la lluvia y penetran en la tierra. Y a lo mejor entran después en el corazón de alguien que pasa por allí. Quizá los recuerdos sean también traviesos y les guste hacernos creer que hemos estado antes en algún sitio, cuando en realidad es la primera vez que pasamos por allí.