En este sentido se trata de un dispositivo sexo-político-social más que opera -al igual que la medicina, las instituciones familiares, etc.- sobre la construcción del género, portadora de una ideología y un discurso sobre el sexo que actúa “pedagógicamente” modelando prácticas sexuales, nos dice qué tipo de sexo es placentero o gozoso y -nos enseña- cómo tener sexo, de qué manera, con quién, etc.