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Barbara Pym

  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Entrada en años, un poco chiflada y a las puertas de su jubilación, la combinación era incómoda, y no era de extrañar que la gente la evitara o, como mucho, se limitara a hacerle algún comentario de pasada
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Letty, por el contrario, de tan sencilla resultaba aburrida. Hasta su conjunto de lana verde estampada, bastante bonito, y su pelo castaño desvaído recién salido de la peluquería casaban a la perfección con su personalidad
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Veo que os habéis expandido un poco —comentó, al fijarse en que los hombres ocupaban ahora todo el espacio que en su momento les había dado cabida a los cuatro. De nuevo la embargó aquella sensación de vacío, al caer por fuerza en la cuenta de que, de ese modo, las habían ido eliminando gradualmente a ella y a Marcia, como si jamás hubieran existido
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Uy, tampoco corras demasiado con eso —repuso Mar­jorie ipso facto, pues no estaba dispuesta a renunciar al lujo de tener una amiga que servía para menos todavía que ella—. Disfruta de tu tiempo libre y de todas las cosas que puedes hacer ahora
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Una podía distanciarse rápidamente de las personas, y la vida de la oficina, donde nunca habían llegado a ser amigas íntimas, parecía ahora a años luz del presente
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Edwin se fijó en que Letty y Marcia, a las que antes se había referido como «las chicas», eran ahora «las pobres viejecitas». Ninguna de las dos descripciones parecía del todo apropiada, pero, dado que él no tenía nada mejor que añadir, no hizo ningún comentario
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Por supuesto, estaba en lo cierto. La casa de Marcia, con su pintura descascarillada verde y crema, sus laureles polvorientos y sus cortinas deslucidas
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Pero nadie les preguntó nada y, desapercibidos, regresaron a su despacho
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    me da mala espina el as­pecto de Marcia.
    —¡Y que lo digas! Me da a mí que está perdiendo la cha­veta a pasos agigantados
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Dos mujeres que trabajaran juntas en una oficina, pensó, aunque no se hicieran amigas íntimas, sentirían algún tipo de vínculo especial que las unía: toda la monótona rutina, las pequeñas desavenencias y la irritación que ambas sentían por los hombres
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