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Barbara Pym

  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Aquel día, los cuatro fueron a la biblioteca, aunque a horas distintas. De haberles prestado alguna atención, el bibliotecario los habría visto como personas que, de algún modo, eran tal para cual.
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Era posible que, en el pasado, tanto Letty como Marcia hubieran amado y sido amadas, pero ahora el sentimiento que debería haberse canalizado hacia un marido, un amante, un hijo o incluso un nieto no encontraba una salida natural; no compartían su vida con ningún gato ni ningún perro, ni tan siquiera con un pájaro, y ni Edwin ni Norman les habían inspirado amor. Marcia había llegado a tener un gato, pero hacía ya tiempo que el viejo Snowy había muerto, «fallecido» o «pasado a mejor vida», como cada uno prefiera decirlo
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Los cuatro eran conscientes del modo en que ella los miraba, tal vez vería a Edwin grande y calvo con su rostro rosado; a Norman, pequeño y nervudo con su hirsuto pelo canoso; a Marcia con su extraña apariencia; o a Letty, mullida y ajada, un ejemplar típico de los alrededores acaudalados de Londres, que seguía esforzándose por vestir bien
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    No podía revelarle nada de aquello a Norman, a quien le desagradaban los automóviles y ni siquiera sabía con­ducir. Ken siempre había sentido una mezcla de desprecio y lástima por él, por ser tan poco viril y trabajar como un simple empleado en una oficina rodeado de mujeres de mediana edad
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Letty y Marcia, no podían tener un pelo más distinto la una de la otra, al menos todo lo que podía imaginarse según los estándares de los años setenta, década en la que casi todas las mujeres de sesenta para arriba acudían puntualmente a su cita en la peluquería para arreglarse los rizos cortos
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Edwin llevaba el suyo, fino, canoso y con una calva en lo alto, en una suerte de melena corta
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Norman, en cambio, siempre había tenido un pelo «difícil», recio, hirsuto y ahora entrecano
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Letty tenía el pelo cas­taño claro desvaído, lo llevaba demasiado largo, y de aspecto era igual de suave y ralo que el de Edwin
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    A esa hora, la del almuerzo, cada uno iba a lo suyo en la biblioteca
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    De los cuatro, solo Letty utilizaba la biblioteca por placer y con una posible finalidad educativa. Nunca se había avergonzado de ser una lectora de novelas
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