Ciertamente, la parte del mar que había recorrido primero en su delirio se llamaría Ionio en su honor, y el Bósforo, que significa “vado de vaca”, conservaría el recuerdo de su paso por ahí, pero no alcanzó el consuelo verdadero hasta que por fin logró llegar al Nilo, donde Zeus la devolvió a su forma humana. Ella le daría un hijo llamado Épafo, y viviría por siempre feliz y honrada, y
Piensa que de tu raza nacerá
alguien magnífico con el arco, atrevido,
y que él me hará libre.