Tomé varios respiros leyendo este libro, escuchando la vida que me Roda, soñando con el perfume de las pomarrosas y buscando fotos de la reinita porque no la conocía. Mariana Matija deja en estas páginas un cariño bien grande y aunque la tierra ya no hable de las maneras en que solía hacerlo, ha encontrado nuevas maneras de hablarnos, de decirnos que somos parte de ella.
Belleza de millones de años que pasa de niña a pájaro a glaciar a océano [...] y cambia y cambia y cambia hasta convertirse en este ensayo tan hermoso. Cuánta sensibilidad para apreciar y entender que una es parte de la naturaleza. Me encantó. 🐦