Existe una evidencia neurocientífica incipiente sobre el hecho de que las regiones cerebrales están cambiando al encontrarse expuestas continuamente a la tecnología, tanto más cuando el proceso se inicia a edades tempranas. Sin embargo, hay algunos estudios científicos y mucha información provisional por parte de docentes de enseñanza secundaria, profesores de universidad y padres —e incluso por parte de los propios alumnos—, y todo ello sugiere que la interacción constante con la tecnología está cambiando la forma en que tanto los alumnos como los demás se centran y reflexionan sobre la manera de responder a los estímulos del entorno. Podemos decir que en idéntica situación se encuentran otras dos estrategias utilizadas a diario por los docentes: las inteligencias múltiples y los diversos estilos de aprendizaje o perfiles.