—¿Hay algo que te retenga aquí?
Tamborileé sobre la mesa con los dedos mientras sopesaba la pregunta. No sabía por qué me negaba a mudarme. Me gustaba la ciudad. Me gustaban su cercanía al agua, los restaurantes y los teatros; me gustaba el ajetreo de una gran urbe en una ciudad pequeña y, sobre todo, me gustaba el clima. También había algo más, algo que no terminaba de comprender y que era lo que me retenía. Sabía que podía mudarme; de hecho, parecía la mejor solución, pero no era lo que quería.
La secretaria de ojos azules 💗