Los antiguos yoguis afirmaban que podíamos mantener o recuperar la buena salud si disponíamos de una fuerte capacidad metabólica y digestiva. Imaginaban que esta última era como un fuego interior llamado agni, el cual residía principalmente en la sección media del tronco, en los órganos que contienen ácidos y bilis (estómago, hígado, páncreas y vesícula biliar) y se encargan de descomponer y procesar los alimentos y las toxinas.