Existen tres posibilidades fundamentales de encontrar sentido, de crear valores: en primer lugar, en cuanto hago o creo algo; en segundo lugar, en cuanto experimento y vivo algo, como el amor, en cuanto doy algo al mundo y tomo algo de él; en tercer lugar, en cuanto se rompen, por así decirlo, todas las cuerdas y no puedo cambiar una determinada situación, por lo que depende de mí reconducir esa situación, convirtiendo, por ejemplo, el sufrimiento en algo positivo.