La autorrealización sólo es posible en la medida en que me pierdo a mí mismo, me olvido de mí, me sobrepaso. He de tener un motivo para realizarme. Y ese motivo consiste en que me entrego a una cosa o una persona, como muy bien acaba usted de decir. Pero cuando ya no miro a la cosa o a la persona que me importa, sino únicamente a mí mismo, entonces dejo de tener una razón para realizarme. Todo el esfuerzo se dirige a la autorrealización en sí misma. Lo mismo ocurre con la lucha por la felicidad o el placer. Cuando no tengo un motivo para la felicidad, me resulta imposible ser feliz; y, por tanto, si sólo aspiro a ser feliz, desaparece de mi vista todo lo que constituiría el fundamento de mi felicidad. Y cuanto más trato de atrapar la felicidad tanto más se me escapa.