La bruja saltó sobre ella y, con una risilla, dirigió a su visitante una mirada que hizo que incluso Coll Dhu se estremeciera.
—Su señoría es todo un rey —dijo— y por tanto digno del burragh-bos. ¡Ja, ja! Conseguiréis el burragh-bos de Pexie. Pero no es suficiente dinero. ¡Más, más!