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F.G. Haghenbeck

  • Virgyhas quoted2 years ago
    Frida tuvo que admitir: “Estoy empezando a acostumbrarme al sufrimiento”.
  • Virgyhas quoted2 years ago
    En una de sus muchas cartas, desesperada, le escribió disculpándose de sus amoríos: “Aunque les haya dicho a muchos que los quiero y los haya besado, tú sabes que en el fondo sólo te quiero a ti”.
  • Virgyhas quoted2 years ago
    or primera vez en su vida sintió algo que la apartaba de este mundo, que le concedía la suculencia del sexo, el placer de la comida y el aplomo de mujer. Sintió libertad.

    Terminó la obra: un autorretrato. Era ella, inmortalizada para su Madrina. Así le entregaba un pedazo de su vida, de su corazón y de sus pensamientos.
  • Virgyhas quoted2 years ago
    Aspiró el inconfundible olor de los pigmentos y, aferrando el pincel como un potente falo que penetra a una mujer, lo sumergió en la pintura dejando escapar un suspiro de placer y dolor, para lograr con ese acto el nacimiento de una obra.
  • Virgyhas quoted2 years ago
    Aceptó que su vida pendía de un delgado cordel que en cualquier momento podría reventarse, pero ahora podría verlo todo a través de la nueva perspectiva que le daba el saber que vivía con días prestados.
  • Virgyhas quoted2 years ago
    Cada vez que veo a Mati reírse me pregunto de dónde vino esa mujer bien “lucas” teniendo unos papás tan estirados. De verle sus cachetes rojizos y su risa empalagosa, pienso que mamá Matilde la recogió en el parque. Una vez se lo dije rechiflándola, luego me arrepentí por lo mula, pero igual se rio y me contestó: “Me recogieron porque querían un bebé bonito, no como tú, toda flacucha y peluda…”. Fue cuando comprendí que Matilde se sobreponía al sufrimiento y lo transformaba en alegría. La envidio por eso, porque en cambio, yo soy recorajuda… También la envidio por sus caldos revivemuertos.
  • Virgyhas quoted2 years ago
    Caldo mexicano de pollo
  • Virgyhas quoted2 years ago
    nte ella, todas las mujeres que Frida había conocido parecían simples pueblerinas disfrazadas de modernas. Tina poseía la rudeza de una roca, sonrisa de hombre, ojos de gato, voz de adolescente y manos de duquesa medieval. Era capaz de convocar no sólo el entusiasmo por vivir, sino de despertar los deseos carnales escondidos en la mente de cualquier hombre o mujer; parte diosa, parte deseo, Tina era la vida misma.
  • Virgyhas quoted2 years ago
    —En verdad a veces me confundo y no sé si amo más al hombre que me hace el amor o su sueño de hacer la revolución —le confesó un día Tina a Frida.
  • Virgyhas quoted2 years ago
    —¿Y quién te deja más satisfecha? ¿El hombre o la revolución? —le preguntó Frida divertida, ya que si era cosa de ponerse a decir verdades ella no se quedaba atrás.
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