El software cognitivo básico del cerebro –que se alimenta del medio y procrea nuevas versiones– da lugar a todo lo que nos rodea: farolas, naciones, sinfonías, leyes, sonetos, brazos ortopédicos, smartphones, ventiladores de techo, rascacielos, barcas, cometas, ordenadores portátiles, frascos de kétchup, coches sin conductor. Y este software mental da lugar al mañana, en forma de un cemento autorreparable, edificios móviles, violines de fibra de carbono, coches biodegradables, nanonaves espaciales y la crónica remodelación del futuro.