Anthony Brandt

Para alcanzar una inteligencia artificial creativa, tendríamos que construir una sociedad de ordenadores exploratorios, que compitieran para sorprender e impresionarse unos a otros

El aspecto social de los ordenadores está completamente ausente, y por eso la inteligencia artificial es tan mecánica.

En una primera fase de la vida nada, hasta que acaba encontrando un lugar al que adosarse, como si fuera un percebe, momento en el que absorbe su propio cerebro para alimentarse

Nuestro constante gusanillo para combatir la rutina convierte la creatividad en un mandato biológico

Lo que buscamos en el arte y la tecnología es la sorpresa, no simplemente que cumpla las expectativas.

los innovadores «improvisan sobre las mejores ideas de sus héroes»,

Gracias a la inquietud del cerebro humano, no solo pretendemos mejorar la imperfección, también manipulamos las cosas que parecen perfectas. Los humanos no solo deshacemos lo que está mal, sino a veces incluso lo que está bien.

Wilson, un innovador consumado, no tenía miedo de cambiar radicalmente su opinión para ir allí donde la ciencia lo llevaba, aunque ello significara echar al traste su propio legado. El jurado todavía debate la veracidad de la propuesta de Wilson (podría acabar siendo incorrecta), pero, acierte o no, no es de los que consideran que las piezas están pegadas para siempre.

Nadie quiere vivir el mismo día una y otra vez. Aun cuando fuera el día más feliz de tu vida, los sucesos ya no tendrían el mismo efecto.

¿Qué magia encubierta ocurre en nuestro cerebro para generar estas quimeras? Es una nueva fusión de conceptos familiares.