Tener experiencia de algo es, en primer lugar, estar inmersos en sucesos o actuaciones (…) que llevan consigo sus propias lecciones, su propio aprendizaje, su propio saber (…), y es condición de la experiencia estar implicados en un hacer, en una práctica, estar inmersos en el mundo que nos llega, que nos implica, que nos compromete o, a veces, que nos exige o nos impone.