Una reflexión que había puesto sobre la mesa décadas atrás Abraham Lincoln cuando señalaba metafóricamente que, cuando el pastor «aparta al lobo de la garganta de la oveja», ésta se lo agradece considerándolo libertador, «mientras que el lobo lo denuncia por ese acto como destructor de la libertad». De ello deducía que «las ovejas y el lobo no están de acuerdo en cómo definir la libertad, algo que precisamente se da también entre nosotros como seres humanos»