Esta discordancia entre lo que recordamos y lo que realmente sucedió no es algo nuevo ni fuera de lo común. Si examinamos nuestra infancia, tenemos imágenes grabadas que nuestros padres afirman que nunca sucedieron y, sin embargo, para nosotros están más vivas en nuestra mente que muchas cosas que pasaron la semana pasada. Podemos atribuir todo esto a realidades paralelas, dimensiones alteradas y líneas de tiempo alternativas, donde transcurren esos hechos que no ocurrieron en una realidad pero sí en otra, que es la que algunos recuerdan, porque la mente tipo Matrix que regula y fabrica nuestra realidad a veces se despista e imprime cosas que no son en nuestros pobres y estresados cerebros.