Y cuando un anuncio de un fabricante de colchones empieza preguntando a los espectadores si les cuesta concentrarse durante el día, si tienen problemas para recordar cosas y si usan muchos tópicos al hablar, en vez de hacernos ver que todo eso es consecuencia de las presiones de la vida moderna, de los largos desplazamientos al trabajo y de la insoportable exigencia de mantener una imagen positiva durante toda la jornada laboral, lo que nos termina diciendo es que ésos no son más que síntomas de que dormimos sobre un mal colchón.