Lo que tenía planeado era una visita a una Mansión Señorial y un paseo por los jardines isabelinos, cogidos de la mano si conseguía su propósito. Los hombres de la fábrica, con los sentidos exaltados ante la perspectiva de un día en el campo con las señoritas inglesas, habían mandado a la tintorería los trajes de los domingos, y habían dicho a sus mujeres y sus hijos que la Excursión era exclusivamente para el personal.