La arquitectura está hecha de conexiones, de tejidos entre espacios, de los que la escultura puede prescindir. Esa suspensión ocurre en el intervalo. No es una articulación porque es espacial; es una ruptura que conecta. En arquitectura a uno lo dirigen unas conexiones que están subordinadas a la función. Esto es exactamente lo opuesto del intervalo en mi nueva obra; no hay ninguna función, solo decisión.
El intervalo interrumpe tu cadencia. Cómo percibes depende de cómo caminas; si cambias de dirección, tu percepción cambia. Si tienes que tomar una decisión sobre tu dirección, esta se convierte en una idea.