Este es un recorrido por los derechos humanos en la vejez y, concretamente, por los derechos de las mujeres, sintetizados en tres principios que a Anna Freixas le parecen fundamentales en la edad mayor: la libertad, la justicia y la dignidad. Por tanto, estos apuntes de supervivencia están pensados para la nueva generación de viejas que van estrenando libertades, para las que mantienen su dignidad, para las ancianas que mientras se desplazan por el calendario son capaces de escudriñar la vida y las relaciones cotidianas con perseverancia y agudeza. Este libro pretende ser una reflexión y un divertimento sobre un surtido de pequeñas cosas que en este momento de la vida nos la pueden amargar o, por el contrario, hacérnosla más fácil. Una especie de foco para iluminar situaciones de la vida cotidiana que creemos tan normales que no las consideramos importantes y que, sin embargo, constituyen el grueso de la discriminación y el rechazo social hacia las personas mayores, únicamente por el hecho de serlo. Freixas también trata de visibilizar determinados factores que consolidan los estereotipos que la sociedad tiene sobre las veteranas. Yo, vieja es un canto a la libertad y al desparpajo; a la vejez confortable y afirmativa. Con la pretensión de que entre todas consigamos vivir una edad mayor elegante, relajada y firme.
"En primera persona te digo, y os digo a todas aquellas que nos leáis, que la vejez puede ser una etapa maravillosa, libre, sin ataduras, sin jefes, con capacidad para organizarnos a nosotras mismas, para absorber nuestra mochila llena, para contar, para profundizar, para crear."—Manuela Carmena, extracto del prólogo
"Con o sin canas, con cuerpos diversos, con tiempo, con autonomía económica, con curiosidad, con redes de apoyo, con deseo y vida sexual, y alejadas de un paternalismo que a veces viene de los propios hijos. Yo, vieja es también una reivindicación de la vejez propia, contra el tópico de la abuela como sinónimo de una cuidadora amable y siempre disponible."—Eldiario.es
"Yo, vieja es un libro de lectura obligada: para las mujeres a partir de 70 años, para que huyan de esos convencionalismos sociales que terminan recurriendo a la única explicación de las cosas que suceden con ese «claro, a tu edad»; para el resto, para que mandemos al carajo de una vez por todas esa sociedad juvenilista que olvida del papel pionero de nuestras viejas en muchas de las conquistas sociales y, al hacerlo, perdemos antes de tiempo a un generación que tanto puede aportar a nuestra convivencia, que tanto interés por crecer y aprender tiene."—David Bollero, Público
"A lo largo de su lúcido ensayo, Freixas analiza, desde el humor, toda una serie de situaciones comunes en la vida de los mayores, con la sana intención de promover una incorporación a una vejez desdramatizada."—María Paredes, The Objective