El encargado jefe de las tres dinamos que zumbaban y rechinaban en Camberwell para mantener en marcha el ferrocarril eléctrico procedía del condado de York, y se llamaba James Holroyd. Era un electricista práctico, pero aficionado al whisky, un bruto pelirrojo y pesado con una dentadura irregular. Dudaba de la existencia de Dios, pero aceptaba el ciclo de Carnot y había leído a Shakespeare, encontrándolo flojo en química. Su ayudante procedía del misterioso Este y se llamaba Azuma-zi.