La brecha de oportunidades entre hombres y mujeres sigue abierta y más real que nunca. Debimos tratar de concretar una democracia paritaria, o sea representativa y radical, y buscar cumplir las metas del milenio decretadas por las Naciones Unidas a principios de siglo. No obstante, gracias a los aportes del feminismo, temas como el doloroso capítulo de las violencias contra las mujeres en un contexto de recrudecimiento del conflicto armado o el de los derechos sexuales y reproductivos, incluido lógicamente el capítulo del aborto y de las diversidades sexuales, son hoy inevitables.