He aquí cuatro narraciones perturbadoras que arrastra al lector a los límites del desasosiego y de lo extraño. En Crímenes triviales, una primera obra que no lo parece, se escuchan los ecos de Kafka, Cortázar o Auster. Nos hallamos ante literatura del mayor nivel. Una prosa bien abastecida, un hábil manejo de la narración y de sus ritmos, la capacidad para envolvernos en una atmósfera de ansiedad y suspense - cuando no de mero terror -, y, a la vez, su hondo calado metafísico, hacen de Crímenes triviales una obra fecunda y de nada trivial en la lectura.