LA MUERTE: El centro de la obra es la intimidad de las personas en torno a un
espacio de su vida en el que "confiesan un error, una conducta vergonzosa, una
oportunidad perdida". La exquisita sensibilidad de Turgueniev describe lo que sus
personajes hacen y dicen y es desde esa posición narrativa desde donde nos muestran el
interior de sus miedos, sus angustias, sus expectativas, sus extravíos.
Leer este relato es sumergirse en un mundo de melancolía, tristeza e incluso de
desesperación, pero rebosante de vida en todos los sentidos.
LOS CANTORES RUSOS: La pequeña aldea de Kolotova era, en otro tiempo,
propiedad de una anciana, a quien le habían puesto el sobrenombre de "la Esquiladora",
debido a su carácter avaricioso. Ahora pertenecía a un alemán de Petersburgo.
Construida sobre un montículo, la atraviesa un horrible barranco que cruza el centro de
la calle. Las aguas de la primavera y del otoño se juntan en la concavidad del barranco y
separan el caserío en dos partes próximas, pero muy diferentes. No se puede echar un
puentecillo sobre tal especie de río, cuyo lecho de arcilla está encajado a gran
profundidad..."