El rey va a casar a su hijo con una princesa rusa y prepara una gran fiesta en la que habrá de todo, incluso fuegos artificiales. En el palacio reina la alegría, hasta los cohetes que serán lanzados durante la noche de la boda están encantados de estallar con motivo del acontecimiento tan feliz. Los petardos, la girándula, la traca, la bola de fuego desean iluminar el cielo con su pólvora de colores. Pero un cohete que presume de ilustres antepasados, dejándose llevar por la antipática vanidad, a punto está de aguar la celebración.