Tacubaya, noviembre de 1858. Tal habrá muchos que digan que sólo un niño o un loco es el que piensa escribir en México en esta época aciaga de desmoronamiento social, y pretende ser leído a la luz rojiza del incendio y al estruendo de los cañones. Acaso tengan razón. Pero, ¡Dios mío!, ¿se han acabado ya también esos hombres sensibles, esparcidos en todas las clases de nuestra sociedad, que se deleitan con esas tristezas, esos descontentos, esas esperanzas, presentimientos y deseos vagos que forman los cantos de los poetas?. No, todavía hay almas buenas que no han sido embriagadas por el vértigo del positivismo; ¡almas que laten unísonas con las nuestras, que en una presión de la mano, o a una palabra, nos dicen que nos han comprendido, que gozan, esperan, se desconsuelan y sufren como nosotros! ¿Y acaso hay un placer más tierno, más incomprensible que ese eco simpático que nuestro canto produce en el alma de un desconocido?...
"El Diablo en México" es una novela romántica y de costumbres dónde el autor narrada con tal ingenio, gracia, ironía y humor, que más de una vez logra hacernos reír al leer, por ejemplo, las particularidades de aquella aristocracia católica del siglo XIX, su hipocresía y manipulaciones, conveniencias y manejo del poder.