El peso es la raíz de lo liviano;
y el reposo es el rey del movimiento.
Donde quiera que vaya, el sabio nunca
olvida cuánto pesa su equipaje.
Por más que lo deslumbren los paisajes,
nunca pierde la calma ni el sosiego.
¿Pero cómo podría conducirse
con tanta ligereza el poderoso?
Siempre la liviandad es desarraigo;
pérdida del dominio, la inquietud.