Como toda buena mujer he nacido en un mundo de hombres que no sería nada sin nuestro amor. La pasión, delicadeza y cariño que le dedicamos a cada actividad que hacemos, llena de vitalidad a quienes nos rodean. Sin embargo, no podemos negar que nuestra personalidad está formada, en su mayoría, por pensamientos e influencias de esas presencias masculinas que se presentan a lo largo de nuestra existencia en diferentes formas. El amigo, el padre, el esposo, el amante, entre otros.
Mi nombre, para empezar, es un nombre representativo de un hombre: Luisa Victoria Reyes Conde. Luisa por parte de mi abuelo paterno. Victoria por parte de mi padre, Víctor Reyes. Y Conde por parte de mi abuelo materno; todo, desde mi nombre, me ha dirigido a contarles esta historia. El relato de un cuento basado en el cromosoma "Y", contado por la persona con cromosoma más "X" del universo. Mi existencia en los hombres que han tocado, destrozado, vivificado y sanado mi corazón.
Estos son los hombres de mi vida.