Las sílabas imitan la repetición del oleaje y su misterio, anuncian un paisaje entrañable en el horizonte, nos sitúan al pie en blanco de la vida diaria —esos que la imaginación y la casualidad llenan con sorpresa e invenciones—. El aniversario personal, la novedad literaria, las presencias que van y vienen al compás de la querencia y la memoria, la relectura de los clásicos, el paseo por una ciudad soñada, un elogio del microhistoriador, la música de the Beatles.