En la fachada del emblemático edificio de La Pedrera de Gaudí aparece colgado un cuerpo en llamas a pocos días de la consagración de la Sagrada Familia por el papa. Cuando los investigadores del crimen se encuentran en un callejón sin salida, el inspector Milo Malart —apartado del servicio por un expediente disciplinario— es reincorporado al Departamento de Homicidios para ayudar a aclarar el brutal asesinato. Tras analizar las pruebas, Milo sospecha que la ciudad se enfrenta a un asesino en serie cuya venganza no ha hecho más que comenzar. Al principio, sus ideas provocan incredulidad y rechazo en el Departamento, pero la sucesión de nuevos crímenes atroces va a confirmar la peor de las pesadillas.