Cuando un día que se prometía feliz, Norberto visita junto con su novia embarazada y su suegra la que va a ser su primera casa, situada en las afueras, ninguno sospecha que sus vidas cambiarán para siempre. En aquel lejano paraje los personajes de «Tendríamos que haber venido solos» se verán arrastrados por una espiral vertiginosa de acontecimientos, unas horas delirantes que pondrán de manifiesto sus más secretas pulsiones y sus más recónditos miedos.