Creer que una determinada comunidad es una 'nación' —afirma el autor de este ensayo— tiene que ver más con la fe que con la razón; es una creencia individual que puede ser compartida con otros y que está más cerca del pensamiento religioso que del científico, de ahí la dificultad de intentar rebatirla racionalmente. Roberto Augusto, que rechaza la doctrina nacionalista y también su interpretación de la idea de nación, piensa que "el futuro del nacionalismo es un proceso lento, casi imperceptible, de debilitamiento y decadencia".