La misión y el trabajo de Amado de los Santos Dionisio Luna es acostarse con mujeres para redimirlas de sus soledades, traumas y represiones. Sin embargo, este profesional del amor se verá rebasado por los misterios femeninos y se nos mostrará como un fracasado que al final no tiene más refugio que su música y la amistad de su pez, Gervasio. Empeñado lo mismo en desvirgar a una adolescente que en darle placer a una mujer de doscientos kilos, este consultor erótico y sentimental, más que un seductor o un prostituto, es un Quijote del sexo, un personaje hilarante que sin duda seducirá a los lectores sin remedio. Aunque aquí hay sexo todo el tiempo, las descripciones son una muestra de dominio verbal, y resultan humorísticas más que eróticas.