Chavela Vargas fue, qué duda cabe, una de las voces más conmovedoras del último siglo. La intérprete inigualable de clásicos como “La llorona” era el secreto guardado de México, hasta que en sus últimos años le llegó el reconocimiento mundial.
Lo suyo fue vivir intensamente. Tuvo una infancia dura. Encontró su escape en el canto de boleros y rancheras. Conoció grandes amores, incluido aquel con Frida Kahlo. Cayó en el pozo del alcoholismo, y finalmente pudo salir. Armó sociedades musicales que brillaron en conciertos épicos. Por el filo de la tristeza con la picardía, embargada por sentimientos tremendos: así vivía, así cantaba Chavela.