Unas memorias honestas y profundamente conmovedoras sobre la lucha de una joven mujer contra la depresión y cómo su perro salvó su vida.
Con tan solo 22 años de edad Julie Barton sufrió un colapso en el suelo de la cocina en su casa de Manhattan. Llevaba ya un año que había dejado sus estudios con una depresión muy severa. Gracias a una extraña llamada telefónica, su madre viajó desde Ohio a Nueva York y se la llevó a casa.
Perseguida por los recuerdos problemáticos de su niñez. Julie continuo inmersa en una desesperante depresión que casi le llevó al suicidio. Psiquiatras, terapeutas y su propia familia trataron de intervenir, pero nada ni nadie era capaz de conectar con ella, hasta que un día decidió adoptar a un cachorro Golden Retriever al que bautizó como Bunker Hill.
Este libro captura la angustia de la depresión, el lento camino para la recuperación, la belleza del perdón y el maravilloso camino en el que los animales pueden ayudar a sanar hasta los corazones y las mentes más destrozadas.
Julie Barton vive en Carolina del Norte con su esposo, sus dos hijas y una pequeña manada de mascotas.