Borges estaba obsesionado desde la infancia con la idea de los laberintos. Como también le gustaba jugar a reescribir historias, tomó el mito del Minotauro encerrado en el centro de un intrincado camino. En la historia de Borges, el narrador es Asterión, el monstruo. Lejos de darnos miedo o bronca, Asterión explica cómo vive su solitaria existencia... y nos lleva al terreno de la compasión.
Este cuento fue publicado por primera vez en 1947 en la revista Los anales y luego fue parte de la antología El Aleph de 1949.
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Sobre Cecilia Bona:
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