1810. Santiago de Liniers, héroe de la Reconquista y penúltimo virrey del Río de la Plata, es fusilado por contrarrevolucionario. El pelotón conducido por Domingo French le dispara en un perdido paraje entre Córdoba y Santa Fe al que llaman Cabeza de Tigre. 1816. Cayetano Grimau y Gálvez enfrenta la misión más importante de su vida: debe entregar en Buenos Aires las Actas de la Independencia recién firmadas en Tucumán. El plazo es perentorio: quince días para recorrer esos mil kilómetros a caballo. La urgente cabalgata del chasqui de la Independencia sale mal. Un grupo lo intercepta en un campo entre Córdoba y Santa Fe. Allí, en Cabeza de Tigre, le roban las Actas, que se pierden para siempre. 1976. Siete militantes montoneros son asesinados a sangre fría por un grupo de tareas de la dictadura. El hecho ocurre en Los Surgentes, un pueblo antes conocido como Cabeza de Tigre. Marcos Rosenzvaig enlaza magistralmente estos tres hechos verídicos y los recrea ficcionalmente tejiendo con ellos una trama que combina el suspenso, la aventura y la reflexión sobre las derrotas de nuestra historia. El paraje Cabeza de Tigre, antiguo refugio de jaguares que le dieron su nombre, funciona como un Aleph secreto, como un prisma que descompone y vuelve a sintetizar a la patria. En este relato, la historia y la ficción se mezclan hasta el final, donde cartas originales y cartas apócrifas terminan de relatar los avatares de las criaturas de Rosenzvaig y los sucesos de la historia.