La acción transcurre en el invierno del año 2012, post bicentenario de la revolución de mayo en la República Argentina, en una Buenas Aires caótica, con cortes de luz, autopistas inutilizadas y constantes lluvias. Hay dos obeliscos, el barrio de Constitución ha sido incendiado por nacionalistas durante los festejos del bicentenario y en el barrio de Once hay bombas ocultas que no fueron detonadas, cuando dicho grupo nacionalista fue atrapado. Una parte de los túneles construidos para los trenes subterráneos, ha sido abandonada y luego tomada, y ahora funcionan ahí discos clandestinas de música electrónica.
En este contexto, Lucas Abelev, un ingeniero en sistemas de treinta años que trabaja a deshoras en el barrio de Once y que padece el síndrome de Tourette, es atacado y lanzado por la terraza de un edificio de doce pisos, para ser inculpado por un asesinato fingiendo su posterior suicido. El asesinado es Mauricio Zucker, uno de los dos hermanos gemelos que, en el mismo edificio donde Abelev trabaja, dirigen una agencia de colocación de extras y artistas de variedades, que en realidad funciona como fachada para su negocio de películas pornográficas. Quienes intentan culpar a Abelev se apoyan en uno de sus tics, producto de su enfermedad: no puede dejar de gritar "¡Hi Hitler!". El hecho de que Abelev pertenezca a la comunidad judía sólo lo vuelve más sospechoso para la policía.
Abelev sobrevive y, estando internado en el Hospital Argerich de La Boca, sufrirá dos atentados más, pero será salvado por Gaspar Maglier y Federico Muishkin, sus dos amigos y compañeros que padecen la misma enfermedad que él y con quienes comparte su marginalidad y su amor por el cine mudo (Búster Keaton, Lon Chaney y el expresionismo alemán). Al mismo tiempo, contará con la ayuda de su compañero de pieza, un misterioso viejito llamado Osvaldo Miranda, flautista e inquilino recurrente de los hospitales públicos. A partir de ahí, la acción acompaña a Maglier y Muishkin por las calles de ese Buenos Aires al borde del desastre. Entre tics varios, investigaciones, persecuciones y enfrentamientos con los gemelos rubios (matones dirigidos por Maximiliano Zucker), y el evasivo gigante ruso Ragojine (asistente cinematográfico de Mauricio Zucker), los dos amigos de Abelev terminaran resolviendo la trama en un pub ubicado en un subsuelo de calle Lavalle, entre estrafalarios artistas de variedades. Osvaldo Miranda se revelará como un vengador por la muerte de dos antiguas actrices porno, también hermanas, y el asesinado resultará ser Maximiliano Zucker, luego de un intercambio de identidades. En el transcurso de la historia, la amistad entre los tres tourétticos se afianzará y preparándose para los desafíos que vendrán.