"El mar" es una aventura de la inteligencia y de la emoción. También del humor y la ternura. El túnel en el que quedan perdidos los pasajeros del vagón de segunda, el espejismo de la amistad y el amor en esa mujer sin nombre que sólo puede vivir si Lázaro es capaz de resucitarla con su atención cuidadosa, tienen una realidad que se impone más allá de geografías, quizás porque las palabras como aspira su autor son tangibles como piedras, caen dulcemente como piedras.